Por J.O.

Este año nos hemos portado más que bien, todos los mexicanos… Unos más que otros; abajo más que arriba, pero dentro de todo, debo admitir que nos hemos unido para combatir los males que nos ha tocado enfrentar. Tú lo sabes bien, Santa.

Para este año no quiero pedirte nada para mí, sino para el inquilino que todos mantenemos en Palacio Nacional, querido Santa. Si no es mucho pedir, me gustaría que le llevaras un poco de sentido común, otro tanto de congruencia y, si se puede, tantita sapiencia. Algo de lógica no estaría nada mal tampoco, y ya abusando, pues algo de inteligencia también. ¡Por favor, Santa! 

Para Olga Sánchez Cordero, te quisiera pedir un poco de fuerza, para que se atreva a poner en su lugar al presidente cuando sea necesario. Para Hugo López-Gatell Ramírez y Jorge Alcocer, los responsables de esta pandemia, me encantaría que tuvieran tantita conciencia y un poco de empatía; también para su equipo, por favor; José Luis Alomía, Ruy López Ridaura… ¡Para todos ellos, pues! 

Para Arturo Herrara y la próxima Secretaria de Economía, Tathiana Clouthier, un poco de autonomía mental, por favor. Para la señora Piedra Ibarra, ¡más sensibilidad y menos entreguismo! Por favor, Santa.

Y bueno, para los gobernantes en general, de todos los niveles, de todos los estados, de todos los partidos: humildad, conciencia y congruencia, por favor. 

Para mí, y para los mexicanos, sólo te pido salud y esperanza. Con eso, nosotros haremos lo demás. 

¡Gracias, Santa! Espero que se pueda, y el próximo año 2021 sea, por lo menos, algo mejor que este 2020. 

En 2018 decían que ya no podíamos estar peor, yo #SóloDigoLoQueVeo 

JUEGO DE CARTAS: 

¡GRACIAS!: Gracias a usted, querida y querido lector, por acompañarme y comentar esta columna cada semana. Le deseo, de todo corazón, y con toda la fuerza, que el próximo año sea mejor para usted, su familia, y todos nosotros; que ya nos lo merecemos. De mi parte es todo por este año. Nos leemos el próximo lunes 4 de enero para seguir diciendo lo que vemos, sea bueno, malo o pésimo, con el objetivo, siempre, de que hagamos las cosas mejor. ¡Un fuerte abrazo!