Hace siete años, el 3 de abril de 2016, el mundo del arte perdió a uno de los exponentes más importantes de México, el maestro Leopoldo Flores Valdés. Sin embargo, su legado sigue vigente, especialmente en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), que tiene el privilegio de albergar una extensa colección de su obra en el Museo Universitario «Leopoldo Flores», ubicado en Ciudad Universitaria.

La colección consta de 378 obras de pintura y dibujo que fueron donadas por el artista, las cuales se encuentran en exhibición permanente en el museo, que fue construido en su honor y se inauguró el 13 de marzo de 2002. El espacio, diseñado por el arquitecto René Sánchez Vértiz, se integra por áreas de exposiciones temporales y un taller de experimentación que busca abrir sus puertas a todos los artistas y diversas expresiones de la cultura contemporánea, así como al público en general.

La directora del museo, Gabriela Morales San Juan, destaca que la donación artística y documental por parte de Flores es una prueba de confianza a la UAEMéx, pues habla de que él sabía que la institución velaría por su legado. Y es que, sin duda, la obra del maestro Leopoldo Flores es una muestra de su talento y creatividad, así como de su compromiso con el arte y la cultura mexicana.

Entre las series pictóricas más importantes del maestro que se exhiben en el museo destacan «Nosotros mismos», «La nave de los locos», «El hilo de Ariadna», «El rojo brota desde fuera» y «Los cristos», entre otros. Además, el museo cuenta con una de las salas más llamativas, «El Laberinto», un área de exhibición permanente que en espiral descendente tiene como centro «El Minotauro», realizado en acrílico sobre roca por el maestro Leopoldo Flores. Esta obra permite conocer su muy particular punto de vista respecto a si el minotauro era realmente un monstruo o era un ser incomprendido que por ser diferente fue condenado a vivir en la soledad y en un lugar como lo era el laberinto.

Pero la obra del maestro Flores no se limita al museo. Destacó con su propuesta visual, mediante trabajos en su mayoría transportables o efímeros y varios permanentes como los murales que resguardan edificios de la capital mexiquense, por ejemplo, «El hombre contemplando al hombre», en el Palacio del Poder Legislativo. También diseñó el Cosmovitral, reconocido como el más grande del mundo en su género, y dejó huella en el mundo con su mural-pancarta, exhibido sobre la fachada del Museo de Arte Moderno de París, en el Salón de Mayo.

Entre sus obras más emblemáticas destaca el proyecto de arte ecológico o land art, «Aratmósfera», que consistió en pintar cerca de 10 mil metros cuadrados de superficie sobre la roca y el graderío del Estadio Universitario, en el Cerro de Coatepec.