En un esfuerzo por comprender y prevenir los comportamientos antisociales y delictivos en edades tempranas, la Dra. Brenda Mendoza González, de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), ha llevado a cabo una investigación exhaustiva que arroja luz sobre los factores determinantes y la influencia de dos pilares fundamentales en la vida de los niños: la familia y la escuela.

La infancia es una etapa crucial en el desarrollo de un individuo, y la manera en que los padres crían a sus hijos, así como su entorno, pueden tener un impacto profundo en su comportamiento a lo largo de sus vidas. La Dra. Mendoza González se ha dedicado a explorar estos factores con el objetivo de prevenir el acoso escolar (bullying) y otros comportamientos relacionados con la violencia en la infancia.

Uno de los factores que ha llamado la atención de la Dra. Mendoza es la sobreprotección, un fenómeno cada vez más común en las familias modernas. La sobreprotección puede hacer que los niños se sientan inútiles, ya que sus padres realizan todas sus tareas cotidianas, desde vestirlos hasta alimentarlos. Según la investigadora, esta sobreprotección a menudo está vinculada a la culpa de los padres por no poder pasar suficiente tiempo con sus hijos. «Hay adultos que todavía ponen pañales a niños en edad preescolar, usan chupetes a los 6 años, y esta sobreprotección está relacionada con la culpa de no poder estar con sus hijos», enfatizó la Dra. Mendoza.

Además de la sobreprotección, la Dra. Mendoza identifica otro fenómeno que denomina «padres simuladores». Estos padres no asumen la responsabilidad de cuidar a sus hijos y los dejan al cuidado de otros familiares, siendo las abuelas las que a menudo ocupan el rol de madres sustitutas. En muchos casos, estos padres simuladores tienen antecedentes de embarazos adolescentes y/o adicciones.

Los comportamientos irregulares en los niños suelen estar relacionados con la impulsividad, lo que puede dificultar que desarrollen autocontrol. Esto se manifiesta en forma de berrinches, exigencias hacia sus cuidadores y la falta de hábitos. La falta de límites y las reacciones violentas ante las consecuencias son comportamientos comunes en estos niños.

La Dra. Mendoza subraya la importancia de que los adultos actúen de manera adecuada y presten atención a las actividades escolares de los niños. La colaboración entre la familia y la escuela es esencial para crear redes de comunicación que ayuden a eliminar comportamientos riesgosos tanto para los niños como para el resto de los alumnos.

La crianza positiva es un enfoque clave que la Dra. Mendoza promueve en su investigación. Los padres deben aprender a imponer consecuencias adecuadas sin recurrir a la violencia, abandonar la sobreprotección y, al mismo tiempo, brindar apoyo y cariño a sus hijos. La consulta con especialistas en psicología y otros profesionales puede ser de gran ayuda en este proceso.

La Dra. Mendoza también destacó la importancia de su madre en su propia formación y agradeció a la Universidad Autónoma del Estado de México por apoyar investigaciones que contribuyen a eliminar barreras de género en el mundo académico y científico.

Como científica comprometida con su labor, la Dra. Mendoza ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores durante 15 años consecutivos, con un nivel 2 de reconocimiento. Ha escrito 11 libros sobre temas relacionados con su investigación y sigue trabajando en proyectos colaborativos con estudiantes de servicio social, prácticas profesionales y tesistas, además de colaborar con escuelas en el Estado de México a través de conferencias, talleres y la recopilación de datos relevantes.