En el mundo de la salud, existen batallas silenciosas que se libran día a día, y el cáncer de mama es una de ellas. Esta enfermedad, que afecta a alrededor de 2.3 millones de personas, es una de las principales causas de mortalidad, pero también es un ejemplo de cómo la detección temprana y la toma de control pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) nos brinda valiosas perspectivas sobre este tema, resaltando la importancia de la autoexploración mamaria como una herramienta fundamental en la lucha contra el cáncer de mama.

El cáncer de mama no hace distinciones. Afecta a mujeres y, aunque en menor medida, a hombres. Para comprender y prevenir esta enfermedad, es esencial conocer los factores de riesgo que la predisponen y las medidas que se pueden tomar para detectarla a tiempo. Los especialistas de la UAEMéx, Jimena Garibay García y Jonnathan Guadalupe Santillán Benítez, nos brindan un valioso conocimiento sobre este tema.

Entre los factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar cáncer de mama se encuentran la herencia genética, la edad, los malos hábitos de vida y el uso de fármacos con estrógeno. La herencia genética de padres o madres con antecedentes de la enfermedad puede aumentar el riesgo, pero es importante destacar que la mayoría de los casos de cáncer de mama no están vinculados a factores hereditarios.

La edad también es un factor significativo. Las estadísticas muestran que las mujeres de entre 49 y 69 años tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama. Sin embargo, esto no significa que las mujeres más jóvenes estén exentas de la enfermedad. Es por eso que la autoexploración mamaria se vuelve fundamental, incluso desde una edad temprana.

La autoexploración mamaria es un proceso sencillo y efectivo que puede realizar cualquier mujer en la comodidad de su hogar. Según los expertos de la UAEMéx, esta práctica debe comenzar a partir de los 20 años, permitiendo a las mujeres conocer sus cuerpos y detectar cualquier cambio o anomalía en sus mamas. Este procedimiento implica la observación y palpación de ambas mamas, así como de los pezones y axilas.

Una autoexploración mamaria regular puede ayudar a detectar cambios sutiles, como bultos, alteraciones en la piel o secreciones anormales en los pezones. La detección temprana de estas señales puede marcar la diferencia en el pronóstico de la enfermedad y permitir un tratamiento más efectivo.

Para las mujeres mayores de 40 años y hasta los 69, es fundamental complementar la autoexploración con mamografías regulares. Según las pautas médicas, se recomienda realizar una mamografía cada dos años en este grupo de edad. La mamografía es una herramienta esencial en la detección temprana del cáncer de mama, ya que puede identificar tumores antes de que sean palpables. Esta combinación de autoexploración y mamografías periódicas proporciona una estrategia eficaz de detección temprana.

Es importante destacar que no todas las anomalías detectadas durante una autoexploración resultarán en un diagnóstico de cáncer de mama. Muchas veces, estas irregularidades son benignas. Sin embargo, cualquier cambio debe ser evaluado por un profesional de la salud para descartar posibilidades y garantizar que se reciba el tratamiento adecuado y oportuno.

La autoexploración mamaria es una forma de empoderamiento para las mujeres. Les brinda la capacidad de tomar el control de su salud y bienestar, alentándolas a ser conscientes de su cuerpo y a tomar medidas preventivas. La detección temprana del cáncer de mama puede aumentar significativamente las tasas de supervivencia, lo que subraya la importancia de esta práctica.

Lee el artículo completo en esta edición de Universitaria: bit.ly/46iKfde