El compromiso social no es solo una acción puntual, sino un estilo de vida arraigado en el deseo genuino de ayudar a los demás sin esperar recompensas. Esta es la filosofía de David López Huitrón, estudiante del Centro Universitario UAEM Atlacomulco, cuyo incansable trabajo en beneficio de su comunidad le valió la distinción con la Presea «Isidro Fabela Alfaro», el máximo galardón entregado por el municipio de Atlacomulco.
Desde los siete años, López Huitrón ha dedicado su tiempo y esfuerzo a la labor social, inicialmente como promotor del DIF municipal por los Derechos de las Infancias y las Adolescencias. Sus charlas abordaban temas fundamentales como salud, autoestima, autolesiones y trastornos alimenticios, siendo este el inicio de una trayectoria comprometida con el bienestar de su comunidad. Actualmente, su enfoque se centra en actividades destinadas a apoyar a las infancias, mujeres y personas necesitadas.
El despertar de su conciencia social ocurrió durante un viaje familiar, cuando se percató de las desigualdades existentes, especialmente en el trabajo infantil. Este momento impactante lo impulsó a querer marcar la diferencia y trabajar en pro de aquellos que necesitan apoyo. «Existen miles de realidades en México, y mi labor social busca acercarme a ellas para contribuir positivamente», afirmó López Huitrón.
El reconocimiento a su incansable labor llegó con la Presea «Isidro Fabela Alfaro», otorgada en la categoría de Juventud. Este prestigioso galardón se concede a quienes, a través de proyectos o esfuerzos en beneficio del municipio, se convierten en representantes destacados de sus comunidades. Para López Huitrón, este honor representa un compromiso renovado con la comunidad y un estímulo para seguir adelante con su labor social.
Entre las iniciativas destacadas de López Huitrón se encuentra «El Árbol Viajero», una actividad solidaria que lleva donaciones de juguetes y ropa a comunidades de escasos recursos durante las épocas decembrinas. Esta iniciativa busca cuidar la ilusión de las infancias por la Navidad, compartiendo tiempo y alegría con aquellas personas que más lo necesitan. Iniciada a la temprana edad de 12 años, la actividad ha crecido año tras año, convirtiéndose en un faro de esperanza para muchas familias.
La motivación de López Huitrón va más allá de la entrega de donaciones; su mayor satisfacción radica en ver la sonrisa de los niños y niñas que agradecen su esfuerzo. Lo que comenzó como una inquietud compartida con su madre se ha convertido en una labor realizada con fe y cariño, reflejando el poder transformador de la acción social comprometida.
Con un llamado a la acción, López Huitrón invita a sus compañeros universitarios y a la sociedad en general a sumarse a iniciativas similares desde sus propias trincheras. «Aún falta mucho por hacer para lograr una sociedad más justa para todas y todos», subraya, recordando que el compromiso social no conoce límites y que cada pequeña contribución suma en la construcción de un futuro más equitativo.
En un mundo donde la empatía y la solidaridad son a menudo escasas, David López Huitrón emerge como un ejemplo inspirador de cómo un individuo comprometido puede marcar la diferencia y ser un agente de cambio positivo en su comunidad. Su historia nos recuerda que la verdadera grandeza reside en el servicio desinteresado a los demás, un recordatorio oportuno en estos tiempos donde la unión y la colaboración son más necesarias que nunca.

