En un giro sorprendente de la vida, Margarita Hernández Flores, conocida cariñosamente como «Mago» o «Maguito» en la comunidad universitaria, se ha convertido en un ejemplo de determinación y sacrificio al representar a México en la disciplina de maratón en los Juegos Olímpicos de París 2024 por segunda vez en su carrera. A los 38 años, esta atleta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) ha dejado atrás su sueño de ser jueza en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México para seguir su pasión por el atletismo.

Margarita, desde su infancia en San Andrés Cuexcontitlán, Toluca, Estado de México, mostró un amor innato por el deporte. Su infancia, según relata, estuvo llena de diversión, juegos al aire libre y actividades deportivas. Desde saltar la cuerda en la primaria hasta sumergirse en el baloncesto, fútbol y voleibol en la secundaria, el deporte siempre fue una parte integral de su vida.

A los 19 años, un giro de 360 grados cambió su curso de vida. Invitada a participar en una carrera en Valle de Bravo, Estado de México, Margarita descubrió su habilidad innata para el atletismo. Después de ganar la competición con unos tenis inapropiados para correr, decidió investigar más sobre el sistema competitivo del atletismo y se dio cuenta de que podría convertir su pasión en su profesión. Dejó su trabajo y se embarcó en la búsqueda de un entrenador, lo que la llevó a la UAEMéx y al entrenador José Socorro Neri Valenzuela.

Ingresó a la universidad con la intención de ser deportista, pero nunca había competido en pista. A pesar de ello, rápidamente se destacó, clasificando para la Universiada Nacional y representando a México en eventos nacionales e internacionales. Esta experiencia la llevó a cuestionarse cómo el deporte podría ofrecer más allá de la salud física.

En 2010, a los 24 años, decidió dar el salto al deporte de alto rendimiento. Sin embargo, la vida personal también llamaba a su puerta, y en 2012, junto con su esposo Hugo Valdés Martínez, deseaban convertirse en padres. Después de una pausa para dar la bienvenida a su hijo Máximo en 2013, Margarita retomó su entrenamiento y se clasificó para los Juegos Olímpicos de Río 2016.

La relación con su esposo, quien lamentablemente falleció en 2021, fue esencial en su carrera. Él fue su apoyo incondicional, cuidando tanto de su estabilidad emocional como de su salud física. Después de los Juegos Olímpicos de Río, enfrentó lesiones y operaciones, pero con determinación y el apoyo de su familia, regresó para clasificar a los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

El camino hacia Tokio 2020 se vio interrumpido por la pandemia, llevándola a enfocarse en su familia. Ahora, a las puertas de los Juegos Olímpicos de París 2024, Margarita Hernández Flores se prepara para su última hazaña en el deporte de alto rendimiento. A los 38 años, planea retirarse después de París, pero no descarta continuar contribuyendo a su universidad desde la parte administrativa y educativa.

El sacrificio económico y personal que conlleva un ciclo olímpico no es fácil, y Margarita agradece el constante apoyo de la UAEMéx. Su historia es un recordatorio inspirador de que la dedicación y la pasión pueden llevar a logros extraordinarios, incluso cuando el camino se presenta lleno de desafíos. Margarita Hernández Flores, la maratonista con una carrera en derecho y una vida dedicada al atletismo, está lista para dejar su huella en los Juegos Olímpicos de París 2024 y para inspirar a las generaciones venideras con su increíble historia de determinación y amor por el deporte.