En una era caracterizada por una marcada estratificación social y una subestimación del envejecimiento como tema relevante, la investigadora María Luisa Pimentel Ramírez, de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), destaca la importancia de dirigir la atención hacia las personas adultas mayores para preservar su salud mental y física.

Con una especialización en Humanidades Médicas, Pimentel Ramírez llevó a cabo una investigación innovadora utilizando recursos como la conversación y la escucha activa para fomentar la libre expresión entre los participantes. Su enfoque se centró en identificar casos de deterioro cognitivo, depresión y duelo en esta población, permitiéndoles verbalizar sus emociones y circunstancias, con el fin de garantizarles una atención adecuada.

El deterioro cognitivo, catalogado como un síndrome geriátrico, no solo afecta la salud física de los individuos, sino también su bienestar emocional y psicológico. Este fenómeno está influenciado por diversos factores, como la soledad, el impacto de enfermedades crónicas, la mortalidad, la discapacidad y la depresión derivada del duelo.

Una de las preocupaciones más destacadas por Pimentel Ramírez es la soledad que experimentan muchas personas adultas mayores, quienes carecen de una red de apoyo y escucha activa en su entorno. «Veo el descuido que se tiene hacia la población. El adulto mayor se considera población vulnerable», expresó la investigadora. Además, señaló la existencia de casos de violencia y maltrato hacia este sector de la población, problemáticas que a menudo pasan desapercibidas.

Los resultados de la investigación revelaron la existencia de otras condiciones de salud, como discapacidades, las cuales fueron canalizadas hacia terapeutas psicológicos y físicos, así como a especialistas adecuados para su tratamiento. Pimentel Ramírez enfatiza la importancia de abordar estas condiciones de manera integral, considerando tanto los aspectos físicos como emocionales de los pacientes.

Para la investigadora, las humanidades médicas llenan un vacío existencial en la práctica médica, permitiéndole comprender la medicina desde una perspectiva más humanística. Este enfoque humaniza a los pacientes, reconociendo sus experiencias y emociones como elementos fundamentales en su atención médica. «Lo más bonito del proyecto es que seguimos siendo cercanos a las personas que trabajaron con nosotros, a los que fueron parte de la investigación», compartió Pimentel Ramírez, destacando la importancia de mantener una conexión permanente con los participantes, lo que enriquece tanto la labor científica como la atención médica en general.

Finalmente, la investigadora hizo un llamado a la comunidad estudiantil para que aproveche la oportunidad de sumergirse en la fascinante y apasionante carrera de medicina. Su experiencia demuestra que la medicina no solo se trata de tratar enfermedades, sino también de comprender y atender las necesidades emocionales y psicológicas de los pacientes, especialmente de aquellos que pertenecen a grupos vulnerables como las personas adultas mayores.