En un esfuerzo por romper el silencio que rodea la menstruación y redefinir su significado cultural, estudiantes de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Victoria González Herrera y Frida Sofía Salazar Arce, han lanzado el proyecto de educación menstrual conocido como Marea Roja. Su objetivo es claro: dignificar las historias de mujeres y personas menstruantes que han enfrentado sus periodos en medio del estigma y el rechazo.
La educación menstrual, como propuesta feminista en América Latina, pretende abordar los tabús culturales que rodean la menstruación, que impactan desde la infancia hasta la edad adulta. Según Salazar Arce, una de las principales metas de Marea Roja es generar cifras que arrojen luz sobre la pobreza menstrual, tanto en la comunidad universitaria como en grupos vulnerables como personas sin hogar o privadas de la libertad.
Un primer paso hacia este objetivo es el proyecto poético «Lo que nunca me conté», diseñado para revelar las experiencias detrás de cada persona menstruante. Además, Marea Roja ha implementado medidas prácticas dentro de la UAEMéx, como la instalación de dispensadores de toallas sanitarias en la facultad, con el fin de apoyar a aquellos estudiantes que no tienen acceso a productos de gestión menstrual.
Sin embargo, la problemática va más allá de la falta de acceso a productos menstruales. Según la Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual en México, más del 50% de las mujeres y personas menstruantes en el país no reciben gratuitamente estos productos en sus escuelas o lugares de trabajo. González Herrera subraya que la pobreza menstrual también abarca la falta de infraestructura adecuada e información científica contextualizada.
La «normatividad menstrual», como la describen, impone una visión limitada y normativa de la menstruación, invisibilizando a las disidencias sexuales y perpetuando estigmas en torno al dolor menstrual. Esta injusticia menstrual niega a las personas menstruantes la posibilidad de vivir su periodo con dignidad y libertad.
Por ello, Marea Roja aboga por una educación menstrual integral que aborde tanto la distribución de productos como la sensibilización y la construcción de redes de apoyo. Cada espacio universitario puede tener necesidades distintas, desde la provisión de productos hasta la difusión de información sobre salud menstrual. Es esencial involucrar a toda la comunidad universitaria en este proceso, incluidos los hombres, para crear narrativas más igualitarias y empáticas en torno a la menstruación.
Como educadoras menstruales, Salazar y González enfatizan la importancia de abordar la educación menstrual de manera inclusiva y holística. La menstruación no es solo un tema de mujeres, sino que afecta a toda la comunidad universitaria y debe ser tratada como tal.

