Francisco Garfias

La batalla por la Presidencia de la República ha opacado la importancia de la renovación total del Congreso de la Unión en las elecciones más grandes que hayamos tenido en la historia del México reciente.

La coalición que obtenga más legisladores tendrá el control del presupuesto y de las leyes ordinarias, pero necesitará de una mayoría calificada (dos tercios de los legisladores presentes) para modificar la Constitución.

El último reporte del Grupo Eurasia, consultora de riesgos políticos con sede central en Nueva York, establece un escenario en el que el oficialismo mantiene mayoría simple en ambas cámaras.

Pero sólo le da 30% de posibilidades de alcanzar la mayoría calificada en el Congreso que se requiere para sacar adelante las reformas constitucionales planteadas en el plan C de López Obrador.

Dice el reporte de Eurasia:

Si el oficialismo y sus aliados “alcanzan mayorías de dos tercios, o se acercan a lograr este objetivo, podrían implementar una agenda disruptiva.

“Esta incluye reformar el Poder Judicial, eliminar instituciones autónomas y consagrar cambios al sistema de pensiones en la Constitución”.

Otros “riesgos clave” de una mayoría calificada para el oficialismo y rémoras es el debilitamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el deterioro fiscal y las relaciones desafiantes con Estados Unidos, si Donald Trump regresa a la Casa Blanca.

“Éste es el escenario menos deseable para los inversionistas”, puntualiza.

Eurasia no descarta presiones a legisladores de la oposición para que cambien de bando, si el margen para que el oficialismo alcance la mayoría calificada es estrecho.

Hay ocho gubernaturas en disputa: Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, más la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

La elección en la capital desempeñará un papel “clave y simbólico” debido a su importancia como bastión histórico del oficialismo, desde donde López Obrador y otros funcionarios(as) lanzaron sus carreras. Es, también, una fuente de recursos y poder político.

Si el oficialismo perdiera aquí, su nuevo gobierno federal “comenzaría su Presidencia —si gana— dañada por el resultado. Esto reduciría su legitimidad ante los ojos de las facciones del oficialismo y podría empujarlo a seguir una dirección política más agresiva y radical, incluso en el ámbito fiscal, mientras intenta recuperarse”, puntualiza.

Una derrota del oficialismo en la capital también daría un impulso a la oposición, ya que su candidato se convertiría en el líder de facto de la oposición, de cara a las elecciones de 2030.

“Podría convertirse en la figura de liderazgo que le ha faltado a la oposición desde que López Obrador asumió la Presidencia”, señala.

La consultora considera probable que Morena mantenga cómodamente el control de Chiapas y Tabasco. Todos los demás estados tendrán elecciones competitivas, pronostica. Pone especial énfasis en Veracruz.

“Aunque Morena también debería ganar en Puebla, las expectativas iniciales de una paliza allí probablemente resultarán erróneas. Eso podría tener implicaciones en las elecciones al Congreso”, dice.

La oposición sigue siendo la favorita para retener las gubernaturas de Jalisco, Guanajuato y Yucatán.

* Como epílogo de esta columna podremos las palabras que Guadalupe Acosta Naranjo, líder del Frente Cívico Nacional, nos dijo sobre Gerardo Fernández Noroña:

“Es un merolico que se aprende cinco trabalenguas. Piensa que por ello es bueno para debatir. Siempre dice lo mismo, aunque esté hablando de la Navidad: ‘Que si Felipe de Jesús bla, bla, bla’. Es un pinche gritón de Lotería”, sintetizó.

Publicado en excelsior