Entre la algarabía, aplausos y gritos de «¡Viva Oaxaca! ¡Viva la Guelaguetza!», se llevó a cabo la esperada emisión matutina del primer Lunes del Cerro, un evento que destacó la diversidad y riqueza cultural de Oaxaca. Este año, participaron 15 delegaciones representativas de las 16 etnias y el pueblo afromexicano de la entidad, compartiendo con el mundo la cultura, tradición e identidad de su gente.
El Auditorio Guelaguetza, ubicado en el corazón de la ciudad de Oaxaca, albergó a más de 12,000 personas que disfrutaron de cada una de las presentaciones. Los asistentes pudieron apreciar no solo la música y danza de las distintas regiones del estado, sino también su «guendalezaa» –una palabra zapoteca que significa ofrenda o regalo–, con productos regionales que los grupos brindaron al público.
La edición número 92 de la Guelaguetza comenzó con el himno de los oaxaqueños, «Dios nunca muere» de Macedonio Alcalá, que llenó el ambiente de emotividad y orgullo. Posteriormente, la Diosa Centéotl, Juana Hernández López, originaria de Santiago Juxtlahuaca, dio la bienvenida, anticipando el inicio de la fiesta racial más importante de Latinoamérica.
Las Chinas Oaxaqueñas de Genoveva Medina abrieron el espectáculo con el peculiar jarabe del valle, seguido de Asunción Ixtaltepec que presentó la elaboración de su alfarería y los sones del Istmo. Santiago Llano Grande sorprendió con la danza de los diablos y Loma Bonita con el son de la iguana, ofreciendo una muestra del folclor y las tradiciones de sus comunidades.

En esta ocasión, San Pablo Macuiltianguis emocionó al público con su torito serrano. Por primera vez, Santa Lucía del Camino se unió a la celebración, mostrando una tradicional ceremonia religiosa que data de más de 400 años. La Rotonda de la Azucena vibró con los sones y jarabes de Villa Hidalgo Yalalag, así como con la interpretación de Ejutla de Crespo.
Uno de los momentos más esperados fue la danza de la pluma de Villa de Zaachila, cuyos integrantes lucieron majestuosos penachos. La delegación de Santo Domingo Tehuantepec presentó una tradicional boda, mientras que San Juan Bautista Tuxtepec deslumbró con la famosa «Flor de Piña», una danza que celebra la cosecha de esta fruta.
Putla Villa de Guerrero mostró su tradicional carnaval putleco con los conocidos «tiliches». San Pedro Pochutla cautivó con sus sones y jarabes tradicionales, y Huajuapan de León presentó el inigualable jarabe mixteco, con el público uniéndose al ritmo de la «Canción Mixteca». Finalmente, Santiago Pinotepa Nacional cerró la presentación matutina con picarescos sones y chilenas, concluyendo con un baile conjunto de todas las delegaciones.
El evento fue presenciado por el Gobernador Salomón Jara Cruz, quien enfatizó la importancia de esta celebración como muestra de la grandeza cultural y folclórica de Oaxaca. «El pueblo oaxaqueño y sus ocho regiones están orgullosos de la identidad y origen que poseen», señaló.
Entre los asistentes destacaron la Presidenta Honoraria del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Oaxaca, Irma Bolaños Quijano; la representante de la Diosa Centéotl, Juana Hernández López; y diversos representantes del Gobierno de México, así como del ámbito cultural, económico y social.

La Guelaguetza es más que un festival; es una manifestación de la identidad y el orgullo oaxaqueño, un evento que une a la gente en una celebración de sus raíces y tradiciones. La participación de las delegaciones y la asistencia de miles de personas refuerzan la importancia de este evento, que sigue siendo una de las expresiones culturales más significativas de México. ¡Que viva Oaxaca y su Guelaguetza!

