La degradación ambiental es un problema creciente que afecta a diversos ecosistemas alrededor del mundo. Factores como la deforestación, la construcción sin evaluaciones ambientales previas, el uso inapropiado de plaguicidas y fertilizantes, y la utilización de maquinaria pesada en zonas de cultivo han contribuido significativamente a este deterioro. En este contexto, José Gonzalo Pozas Cárdenas, investigador y académico de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), ha tomado la iniciativa de implementar un enfoque agroecológico para revertir esta situación.
La agroecología es una disciplina que promueve prácticas agrícolas sostenibles, con el objetivo de fomentar la biodiversidad y mejorar la calidad de los cultivos. Además, busca generar un equilibrio entre la conservación del medio ambiente, la salud del suelo y la producción de alimentos. Este enfoque integral se ha convertido en una herramienta esencial para la recuperación de ecosistemas degradados, y el trabajo de Pozas Cárdenas es un ejemplo destacado de su aplicación en el terreno.
En la región de “El Cerrillo” Piedras Blancas, en Toluca, José Gonzalo Pozas Cárdenas ha desarrollado un sistema de policultivos que incluye entre 20 y 30 especies de hortalizas orgánicas. Este método, que implica la siembra de múltiples cultivos en una misma superficie, promueve la simbiosis entre las plantas, mejorando su resistencia y productividad sin necesidad de agroquímicos.
Además de los policultivos, el investigador cultiva alrededor de 200 árboles frutales en una superficie de 1200 metros cuadrados. Entre las especies cultivadas se encuentran manzanos, ciruelos y membrillos. Este tipo de agricultura no solo beneficia la producción de frutas de alta calidad, sino que también contribuye a la regeneración del suelo y a la creación de hábitats para diversas especies.
Otro aspecto innovador del trabajo de Pozas Cárdenas es el desarrollo de un jardín lineal de plantas aromáticas y medicinales. Este proyecto tiene como objetivo rescatar la herbolaria tradicional y fomentar la presencia de especies polinizadoras en la región. La recuperación de estas plantas no solo tiene beneficios para la biodiversidad, sino que también ofrece alternativas de medicina natural para las comunidades locales.
El impacto positivo de estas prácticas agroecológicas se extiende a la fauna local. En la zona se han recuperado especies como luciérnagas, lechuzas, búhos, lagartos, escorpiones, conejos, hurones y víboras de cascabel. “La agroecología es una forma de vida que exige responsabilidad, solidaridad y respeto para todas las especies”, afirma Pozas Cárdenas, subrayando la importancia de una convivencia armónica con el entorno natural.
La cosecha de productos orgánicos provenientes de agroecosistemas limpios tiene un impacto significativo en la salud humana. Estos cultivos están libres de agroquímicos, lo que reduce el riesgo de intoxicaciones por sustancias químicas y garantiza alimentos de alta calidad nutritiva. Según el investigador, los resultados de estas prácticas no se miden por la cantidad de producción, sino por la calidad de los alimentos, que destacan por sus sabores, colores y aromas naturales.
Desde el punto de vista ambiental, las prácticas agroecológicas contribuyen a la producción de aire, agua y suelo limpios. Las plantas y árboles en estos sistemas generan oxígeno, promueven la infiltración de agua, estabilizan la temperatura y embellecen el paisaje. Además, la creación de pequeños humedales dentro del esquema agroecológico ayuda a purificar el agua, filtrando contaminantes y sedimentos, lo que mejora la calidad del recurso hídrico.
José Gonzalo Pozas Cárdenas ve en la agroecología una solución viable para la producción de alimentos saludables en familias pequeñas y una herramienta educativa para las instituciones. Invita a otras entidades a replicar este modelo, estableciendo las condiciones necesarias para preservar la biodiversidad y promover una alimentación saludable. “El objetivo de todo esto es poder replicar, enamorar a otras instituciones para que establezcan las condiciones para preservar la biodiversidad de su entorno y apuesten por una alimentación saludable», concluye.
El trabajo de Pozas Cárdenas demuestra que la transformación de ecosistemas degradados es posible a través de prácticas agrícolas sostenibles. La agroecología no solo ofrece una alternativa viable para la producción de alimentos, sino que también promueve la conservación del medio ambiente y la salud humana, consolidándose como una estrategia integral para enfrentar los desafíos ambientales del siglo XXI.

