La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) se ha consolidado como un referente en el manejo responsable de residuos orgánicos compostables, demostrando que el compromiso con el medio ambiente puede ser una realidad desde el ámbito académico. El biólogo Víctor Escutia Parra, responsable del Programa de Manejo de Residuos Orgánicos Universitarios, detalló en el más reciente número de la revista Universitaria los avances y logros de esta iniciativa que, hasta la fecha, ha involucrado a 14 espacios universitarios en la gestión adecuada de estos residuos.

De acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), los residuos orgánicos representan el 51% de los residuos sólidos urbanos en México. Estos desechos, que incluyen hojas de árboles, frutos caídos, insectos muertos y cáscaras de frutas, provienen directamente de los seres vivos. Sin embargo, cuando se acumulan en bolsas de basura o rellenos sanitarios, pueden generar gases de efecto invernadero que dañan tanto el ambiente como la salud humana. Ante esta problemática, la UAEMéx ha encontrado en el compostaje una solución viable y efectiva.

El compostaje es una de las formas más sencillas y eficientes de regresar componentes naturales al suelo. Esta práctica no solo reduce la cantidad de residuos que terminan en los rellenos sanitarios, sino que también produce compost, un abono natural que enriquece el suelo y promueve un ciclo de vida sostenible. Víctor Escutia Parra explicó que la UAEMéx ha adoptado esta técnica a través de su Programa de Manejo de Residuos Orgánicos Universitarios, que coordina el compostaje en diversos espacios de la universidad.

El programa comenzó en 2019 con la participación de la Facultad de Odontología. Aunque la pandemia ralentizó las actividades, el compromiso de la comunidad universitaria permitió que la iniciativa continuara y se expandiera. Hoy en día, 14 espacios universitarios, incluyendo los planteles “Adolfo López Mateos” y “Nezahualcóyotl” de la Escuela Preparatoria, así como las facultades de Derecho, Antropología y Lenguas, entre otros, participan activamente en el programa.

Durante el año pasado, el programa generó un total de 537 toneladas de compost. Este abono se ha utilizado en diversas actividades, como el mantenimiento de áreas verdes, la propagación de plantas, la creación de huertos urbanos y la mejora del suelo en distintos proyectos universitarios. Estos resultados no solo demuestran el éxito del programa, sino que también destacan el potencial de los residuos orgánicos como recurso biológico para el cuidado ambiental.

El investigador Víctor Escutia Parra subrayó la importancia de este tipo de iniciativas para la UAEMéx y para la sociedad en general. Invitó a todas las personas interesadas en la protección de la naturaleza a participar en el programa, señalando que el compostaje es una práctica que puede ser adoptada tanto a nivel institucional como individual. Para aquellos que deseen aprender a hacer una composta casera o conocer más sobre el programa, Escutia Parra recomendó visitar la página https://proteccionalambiente.uaemex.mx/ y leer el artículo completo en la revista Universitaria disponible en https://revistauniversitaria.uaemex.mx/article/view/23598/17569.

El compromiso de la UAEMéx con el manejo responsable de residuos orgánicos compostables es un ejemplo de cómo las instituciones educativas pueden liderar iniciativas de sostenibilidad. Este programa no solo contribuye a la reducción de residuos y la mejora del suelo, sino que también fomenta una cultura de responsabilidad ambiental entre estudiantes, académicos y la comunidad en general. Con proyectos como este, la UAEMéx se posiciona a la vanguardia en la promoción de prácticas ecológicas y en la formación de ciudadanos comprometidos con el cuidado del planeta.

La gestión adecuada de los residuos orgánicos es una tarea que requiere la colaboración de todos. A través del compostaje, la UAEMéx está demostrando que es posible transformar un problema en una oportunidad para el desarrollo sostenible. Este esfuerzo no solo beneficia al medio ambiente, sino que también enriquece la vida académica y comunitaria, sentando las bases para un futuro más verde y saludable.