En el marco del 60 aniversario de Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), la Facultad de Turismo y Gastronomía brindó un homenaje a la historia e identidad de este emblemático espacio con una muestra gastronómica sin precedentes. El evento, encabezado por docentes y estudiantes de la Licenciatura en Gastronomía, ofreció un recorrido sensorial a través de sabores y presentaciones que capturaron la esencia de Ciudad Universitaria, cuyo desarrollo ha estado íntimamente ligado al Cerro de Coatepec.

La muestra, organizada bajo la coordinación de Diana Magdalena Alanís Garduño, coordinadora del Campus «El Rosedal», surgió a raíz de una invitación de las autoridades universitarias para celebrar las seis décadas de este ícono de la educación en el Estado de México. Alanís Garduño destacó que el proyecto implicó una extensa investigación por parte de cuatro docentes y más de 40 estudiantes, quienes trabajaron para diseñar y montar cada uno de los platillos.

La propuesta gastronómica fue cuidadosamente dividida por décadas, presentando un total de tres bocadillos salados, dos dulces, dos bebidas y cinco esculturas culinarias elaboradas con la técnica mukimono, un arte decorativo de origen oriental que consiste en tallar frutas, verduras y otros materiales alimenticios para crear figuras artísticas. Estas piezas culinarias rindieron homenaje a los hitos históricos de Ciudad Universitaria, evocando su evolución y su impacto en la comunidad estudiantil y docente.

Para conmemorar los años 60, cuando nació Ciudad Universitaria, el estudiantado presentó el «Profiterol Coatepec». Este platillo no solo alude al Cerro de Coatepec, símbolo de la Universidad, sino que también lo hace de manera visual, con una forma enroscada que recuerda a una serpiente. En su interior, el profiterol escondía una mezcla de pimientos asados con atún, acompañado por hojas de romero que simbolizan la flora circundante del campus.

La década de los 70, marcada por la inauguración del Estadio Universitario Alberto «Chivo» Córdoba, fue representada por la «Tapa de pepino Estadio Universitario». Esta tapa se componía de una base de pepino, emulando el verde del césped, y queso crema con frutos secos. Para complementar, un pequeño jitomate cherry coronaba el plato, simbolizando la obra del artista Leopoldo Flores, quien decoró el estadio con su icónica pintura mural.

La década de los 80 fue un hito para la UAEMéx con la inauguración de la Biblioteca Central «Dr. Juan Josafat Pichardo Cruz», un refugio del saber que ha sido clave en la formación de generaciones de estudiantes. Este importante espacio fue interpretado a través de un pincho diverso con pollo, jitomate cherry, aceituna y queso macerado en hierbas italianas, evocando la riqueza y diversidad del conocimiento acumulado en sus pasillos.

Los años 90 trajeron consigo el «Hojaldre literario», una delicada creación de pan de hojaldre con una salsa especial y un cremoso de chocolate, que rindió homenaje a la valiosa producción literaria de la Universidad. Este platillo evocaba la tradición académica y cultural que ha caracterizado a la Autónoma mexiquense durante décadas.

Finalmente, la década de los 2000 fue conmemorada con una colorida tarta rellena de crema pastelera y frutas, en honor al maestro Leopoldo Flores y su emblemático vitral «Los elementos», ubicado en la Facultad de Ingeniería. El vitral, con sus vibrantes colores y formas, fue replicado en la presentación del postre, que capturó la creatividad y el ingenio del artista.

Las bebidas ofrecidas no fueron menos simbólicas. La soda italiana de mango con esferificaciones de maracuyá y blueberries representaba el escudo de la UAEMéx, con sus característicos colores amarillos, en alusión a las abejas. Mientras tanto, la «Soda de arrebol», hecha de jarabe de granadina, infusión de cereza y agua mineral, evocaba los tonos rojizos del arrebol y hacía referencia al himno institucional, llenando los vasos con la esencia de la Universidad.

Además de los platillos y bebidas, la muestra incluyó cinco impresionantes esculturas realizadas con la técnica mukimono. Estas obras de arte comestibles capturaron algunos de los íconos más importantes de Ciudad Universitaria, como la efigie de Adolfo López Mateos, tallada en mantequilla, y el Estadio Universitario «Alberto “Chivo” Córdoba», esculpido en jícama. También destacaron las representaciones del Ágora de Cénide y los arcos de la Facultad de Ingeniería, elaboradas en sandía, junto con una inscripción que conmemoraba el 60 aniversario.

La muestra gastronómica no solo fue un deleite para los sentidos, sino también un homenaje a la rica historia de Ciudad Universitaria y su papel fundamental en la formación de miles de profesionales a lo largo de seis décadas. Los platillos, bebidas y esculturas ofrecidos en este evento encapsularon la esencia de la UAEMéx y su constante evolución, consolidándose como un símbolo del conocimiento, la cultura y la innovación en el Estado de México.