Adoptar o comprar una mascota no es una decisión que deba tomarse a la ligera, ya que implica un compromiso que puede durar entre 10 y 20 años. Así lo enfatizó Susana Morales Ibarra, coordinadora del Programa de Esterilización de Perros y Gatos de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), quien hizo un llamado a la reflexión, particularmente ante el aumento de adopciones y compras durante la temporada decembrina.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2024, México cuenta con casi 23 millones de perros, de los cuales el 70% vive en la calle. Esta alarmante cifra posiciona al país como líder en población canina en situación de calle en América. Miles de estos animales fueron abandonados por personas que, en algún momento, decidieron adquirirlos sin considerar las implicaciones de su cuidado.
Morales Ibarra destacó que antes de incorporar una mascota al hogar, es esencial evaluar factores como el tamaño, la raza, el comportamiento y las necesidades específicas del animal. “Muchas veces se eligen razas que están de moda, como los bulldogs franceses, ingleses y los pugs, sin conocer los problemas respiratorios y oculares que los afectan y que requieren cuidados especializados”, explicó. La situación es similar con gatos persas y angoras, cuyas necesidades específicas son frecuentemente ignoradas.
Por otro lado, señaló la creciente popularidad de los Huskies, impulsada por videos en redes sociales como Instagram. “Es una raza muy activa y vocal, que requiere tiempo, atención y un espacio adecuado para satisfacer sus necesidades físicas y emocionales”, añadió. Morales hizo hincapié en que adoptar estas razas sin una preparación adecuada puede generar frustración tanto para los animales como para las familias.
Para garantizar el bienestar de las mascotas, la tenencia responsable es fundamental. Morales recomendó que las familias cuenten con un espacio adecuado para que los animales puedan vivir cómodamente, considerando factores como el frío y el calor. Asimismo, resaltó la importancia de proporcionar alimento adecuado según la especie, raza y edad, evitar la humanización de los animales y asegurarles atención médica regular.
Un aspecto clave en la adopción responsable es considerar el temperamento del animal y su capacidad de vincularse con la familia, especialmente con los niños y niñas. “Es muy bueno para las infancias convivir con mascotas, ya que fomenta un sentido de responsabilidad y un vínculo emocional que fortalece su desarrollo”, subrayó. Sin embargo, destacó la necesidad de enseñar a los menores a cuidar a los animales, a no lastimarlos y a entender que requieren espacio, tiempo y dedicación por parte de todos los integrantes de la familia.
En relación con ciertas creencias populares, Morales Ibarra desmitificó la idea de que razas como los Rottweilers o los Pitbulls no son aptas para convivir con familias. “Estas especies pueden ser protectoras y generar vínculos fuertes con la familia cuando son criadas en un ambiente adecuado”, afirmó.
No obstante, enfatizó que cuando no se cuenta con el tiempo, espacio o recursos necesarios para cuidar a una mascota, lo mejor es no adoptarla. El abandono no solo afecta al animal, sino también a los niños y niñas que hayan generado un vínculo emocional con él. “Es difícil para las infancias separarse de una mascota que se ha convertido en parte de su vida”, concluyó.
Adoptar una mascota es un acto de amor que debe estar acompañado de responsabilidad. La decisión implica comprometerse con el bienestar del animal, tanto física como emocionalmente, y garantizar que pueda vivir en un entorno adecuado. En esta temporada decembrina, Morales invitó a las familias a reflexionar antes de regalar una mascota, promoviendo una adopción informada y responsable que beneficie tanto a los animales como a quienes deciden integrarlos en su hogar.

