En los últimos años, la comunidad científica ha profundizado en el estudio de la vitamina D y su impacto en diversas funciones del organismo, incluyendo el sistema inmunológico, la prevención del cáncer y la salud cardiovascular. Sin embargo, una de sus funciones primordiales es la regulación del metabolismo del calcio y el fósforo, esenciales para el mantenimiento de la densidad mineral ósea y la prevención de enfermedades como la osteoporosis.

En el artículo «Biosíntesis de la vitamina D y su papel clave en la prevención de la osteoporosis», publicado en la revista Universitaria, los investigadores Paul Limas, Sergio Carrillo y Rogelio Jiménez explican la relevancia de esta vitamina en la salud ósea y detallan el proceso de su absorción y metabolismo en el cuerpo humano.

La vitamina D puede obtenerse de dos fuentes principales: la exposición a la luz solar y el consumo de ciertos alimentos. En el primer caso, la radiación ultravioleta B (UVB) transforma un precursor de colesterol en vitamina D3 en la piel, la cual posteriormente es transportada por una proteína hasta el hígado. En el segundo caso, los alimentos de origen animal y vegetal proporcionan vitamina D en formas que el cuerpo puede metabolizar.

Según los investigadores, aproximadamente el 80% de la vitamina D ingerida es absorbida en el intestino delgado, especialmente en el yeyuno y el duodeno, durante el proceso de digestión. Sin embargo, independientemente de su origen, la vitamina D necesita atravesar dos hidroxilaciones en el organismo para activarse. Primero, en el hígado se convierte en 25-hidroxivitamina D (calcidiol), y luego en los riñones se transforma en su forma activa, la 1,25-dihidroxivitamina D (calcitriol), la cual cumple funciones clave en la regulación del calcio y el fósforo en el cuerpo.

El estudio destaca que la vitamina D favorece la formación de proteínas transportadoras en las células intestinales, permitiendo la absorción eficiente de calcio y fósforo. Además, esta vitamina contribuye a la mineralización ósea, proceso crucial para el mantenimiento de huesos fuertes y saludables. Sin ella, el organismo no podría absorber adecuadamente estos minerales, lo que podría derivar en huesos frágiles y un mayor riesgo de fracturas.

El impacto positivo de la suplementación de vitamina D en pacientes con osteoporosis ha sido ampliamente documentado. Según los investigadores, la fortificación con esta vitamina es especialmente beneficiosa para mujeres y adultos mayores, grupos poblacionales más vulnerables a la pérdida de densidad ósea y a fracturas.

Para prevenir deficiencias de vitamina D y proteger la salud ósea, los especialistas recomiendan una combinación de exposición solar moderada, una dieta equilibrada y, en algunos casos, la suplementación bajo supervisión médica. Entre los alimentos ricos en vitamina D destacan los pescados grasos (como el salmón y el atún), los huevos, los lácteos fortificados y los hongos.

El estudio de Limas, Carrillo y Jiménez subraya que garantizar niveles adecuados de vitamina D puede reducir significativamente el riesgo de padecer enfermedades óseas y mejorar la calidad de vida de la población. Para conocer más sobre esta investigación, se puede consultar la publicación completa en la revista Universitaria a través del siguiente enlace: Revista Universitaria.