Con el firme propósito de construir “una ciudadanía activa, comprometida con la dignidad humana y la transformación social”, el Museo de Memoria y Tolerancia lanza una invitación abierta al público para recorrer sus instalaciones y desarrollar una mirada crítica frente a los momentos más oscuros de la historia contemporánea. A través de una experiencia profundamente formativa, el museo promueve la reflexión sobre las graves consecuencias de la discriminación, el odio y la indiferencia.

En el texto “Memoria histórica contra el olvido y la injusticia del presente”, publicado en la revista Universitaria de mayo-junio, se explica el origen y la razón de ser de este recinto. Dedicado en principio al Holocausto, su alcance se ha extendido hacia otros genocidios reconocidos por instancias internacionales, como los perpetrados en Armenia, Camboya, Guatemala, Ruanda, Yugoslavia y Darfur. Estos episodios son abordados en la primera sección del museo, denominada Memoria, la cual interpela al visitante desde el dolor, la injusticia y la urgencia de no repetir los errores del pasado.

La segunda parte del recorrido se titula Tolerancia, un espacio que promueve el respeto a la diversidad cultural, las creencias y los derechos humanos. Entre sus propuestas más significativas destaca la Sala del Movimiento de Acción Social, que muestra diversos proyectos impulsados por activistas y colectivos que buscan construir un mundo más justo e incluyente.

Además, el museo cuenta con una sala de exhibiciones temporales. Una de las más recientes, “Nos queremos libres y vivas”, está dedicada a sensibilizar sobre la violencia de género y eliminar estereotipos que perpetúan desigualdades.

En total, el recinto ofrece 36 salas presenciales y 17 experiencias de realidad aumentada, desarrolladas en colaboración con Meta, lo que convierte su recorrido en una vivencia tanto emotiva como tecnológica. También ofrece talleres y materiales digitales como Academia MyT, una herramienta dirigida a docentes con recursos didácticos y cortesías para visitas escolares.

Si bien es posible explorar muchas de sus actividades de forma virtual, el museo enfatiza la importancia de la visita presencial, especialmente entre las nuevas generaciones. En un contexto global donde resurgen los discursos de odio, este espacio se mantiene como una trinchera ética y educativa contra la indiferencia, el olvido y la injusticia.