Las lluvias provocadas por la tormenta tropical Dalila dejaron diferentes tipos de afectaciones en Guerrero, en viviendas hubo techos volados, en las ciudades encharcamientos, caída de árboles y ramas, apagones en colonias y daños en puentes en diferentes municipios.

El sábado por la noche, hasta la iglesia de la comunidad de Venustiano Carranza, en Coyuca de Benítez, utilizada como refugio, llegaron un total de 25 personas.

En la zona norte, en Huitzuco se reportan encharcamientos en el municipio, en la carretera que va a Iguala; hay un vado que alcanzó a tener una gran cantidad de agua y la policía estatal suspendió la circulación para evitar un accidente.

En esa misma zona, en la carretera estatal que llega a Iguala, se reporta la caída de ramas y arrastre de escombros. En Iguala se reporta la caída de una palmera sobre la barda de una casa, sin que se presenten lesionados.

En los municipios de Coyuca de Catalán, Ciudad Altamirano y Ajuchitan, en la llamada zona de Tierra Caliente, hubo caída de techos, apagones y desplome de árboles. En la comunidad de Amuco, perteneciente a Coyuca de Catalán, dos viviendas se quedaron sin techo por los fuertes vientos.

En la comunidad de Cerro Prieto de Atoyac los fuertes vientos volaron los techos de viviendas, también reportan que durante cinco días estuvieron sin energía eléctrica.

En la carretera que va de Acapulco a Pinotepa un puente provisional se derrumbó, a un lado se está construyendo un nuevo puente, pero aun no funciona y de detuvo la circulación en los dos sentidos.

La tormenta tropical se aleja de Guerrero y este domingo cesaron las lluvias, aunque todavía esta nublado.

Otra vez las lluvias, y otra vez a ponerse de pie. La tormenta tropical Dalila combinada con un mar de fondo se llevó una franja de restaurantes ubicada frente a la playa de Acapulco. Después del huracán Otis en 2023, resurgieron; luego, en 2024, el huracán John los volvió a afectar, y ahora, otra vez a recoger los cimientos de madera y tratar de reconstruir.

«Aquí en playa Revolcadero, los restaurantes quedaron básicamente de esta manera, quedaron reducidos a pedazos de madera esparcidos sobre la playa, y aquí el mar ha sido incesante. De este lado, del lado derecho, podemos ver cómo es que el mar se tragó prácticamente toda la playa, avanzó alrededor de 50 metros y se llevó toda la franja de restaurantes que estaban ahí metidos», comentó uno de los afectados, que no les quedó otra que recoger los restos de sus locales.

“Sacando lo poquito que quedó de mi restaurant. Pura madera, se llevó sillas, mesas, todo, me tumbó la concina, me tumbó el bar también», agregó.

Debido a los temporales registrados cada año, en este momento los comerciantes de esta zona de Acapulco se preguntan cómo volverán a levantarse.

«Entonces, no queda nada, ya el mar está hasta afuera, ya no hay manera de cómo poner una palapa (…) Después de Otis estábamos trabajando, digamos, al 50% hasta que llegó John; llega John y ya estábamos trabajando a un 30%, después de John llega esta tormenta y ya estamos a un 0% de labores»

Alrededor de 100 personas dependen económicamente de esta zona que ya es constantemente reclamada por el mar.

*¿Y cómo van a sobrevivir de aquí en adelante?

“Esa es la pregunta que nos hacemos todos los días, cómo le vamos a hacer, hay muchísima gente que depende de estos negocios».

Acapulco pasó dos días cargando el miedo de los dos huracanes que lo golpearon en los últimos dos años. Las cicatrices de Otis y John aún no están cerradas.

Este histórico puerto pasó la tormenta con pocas afectaciones. Algunas calles de fraccionamientos en la zona Diamante resultaron inundadas, mientras que cinco lanchas se volcaron o hundieron por el alto oleaje. Entre los turistas hubo algunos que desafiaron las olas, pese al fenómeno.

Funete: excelsior