Invertir no debe ser un privilegio reservado a especialistas financieros o grandes empresarios. Por el contrario, se trata de una habilidad necesaria para toda persona, sin importar su carrera o actividad profesional, sostuvo la profesora e investigadora del Centro Universitario Valle de México de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Jéssica Gámez Arroyo.
Desde su perspectiva, en un entorno económico cada vez más dinámico y complejo, contar con conocimientos básicos sobre cultura financiera y finanzas personales se ha vuelto indispensable. “Todas y todos deberíamos tener conocimientos mínimos sobre cómo administrar nuestro dinero, saber cómo funcionan los instrumentos de inversión y, sobre todo, contar con herramientas para tomar decisiones informadas y responsables”, afirmó.
La académica explicó que existen múltiples opciones para comenzar a invertir, algunas de ellas más accesibles de lo que comúnmente se piensa. Por ejemplo, la Bolsa Mexicana de Valores, aunque requiere cierto nivel de capacitación, ya no es un terreno exclusivo de expertos. Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, existen aplicaciones confiables y plataformas digitales que permiten participar en mercados financieros con montos reducidos, e incluir en el portafolio activos como criptomonedas, acciones, metales preciosos o divisas.
No obstante, Gámez Arroyo fue enfática en subrayar que toda inversión conlleva un riesgo, y por ello es fundamental comenzar con precaución. “Lo primero que debemos hacer es identificar las opciones que conocemos o de las que hemos investigado, y partir siempre del supuesto de que el riesgo está latente. No podemos esperar hacernos ricos de un día para otro, ni dejarnos seducir por promesas irreales de ganancias inmediatas”, advirtió.
De acuerdo con la especialista, las inversiones que prometen altos rendimientos en plazos muy cortos suelen ser las más riesgosas. Por ello, recomendó iniciar con un portafolio de bajo riesgo, lo que generalmente implica también bajos rendimientos, pero mayor seguridad para quienes están dando sus primeros pasos. “Conforme vayamos adquiriendo experiencia y práctica, podemos incluir en nuestro portafolio instrumentos más complejos o de mayor riesgo”, puntualizó.
La educación financiera, destacó, no debe limitarse a quienes estudian carreras afines. “Es un conocimiento transversal, útil para todos. Y lo ideal sería que desde la educación media superior, los jóvenes tuvieran acceso a cursos básicos sobre ahorro, inversión, uso del crédito y planificación financiera”.
Asimismo, reconoció que muchas personas pueden sentirse intimidadas al enfrentarse al mundo de las inversiones, pero recordó que existen profesionales capacitados para brindar asesoría. “Muchos egresados de carreras como Actuaría y Economía se dedican precisamente a orientar a personas interesadas en invertir. Con su apoyo, incluso alguien con poco capital puede comenzar a construir un portafolio de inversión adecuado a sus metas y nivel de tolerancia al riesgo”, explicó.
Para Gámez Arroyo, democratizar el conocimiento financiero es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. “El manejo del dinero influye directamente en nuestra calidad de vida. Saber invertir, aunque sea de forma modesta, es una herramienta poderosa para construir un futuro más estable y tomar decisiones con mayor libertad”, concluyó.

