Ciudad de México, 26 de junio de 2025 — En un discurso cargado de firmeza y simbolismo, el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, encabezó la ceremonia por el 249 aniversario de la Independencia de su país con un mensaje que no dejó espacio para ambigüedades: “La frontera está cerrada para toda actividad ilegal”, sentenció desde la residencia oficial de la embajada.
En su primer acto público desde su llegada a México el pasado 15 de mayo, Johnson delineó con claridad la nueva línea diplomática de Washington: cooperación sí, pero con exigencia de resultados. Acompañado por representantes del cuerpo diplomático y funcionarios mexicanos —aunque sin participación activa del gobierno anfitrión—, el embajador reiteró el compromiso del presidente Donald Trump para desmantelar las redes criminales transnacionales, el tráfico de fentanilo y el flujo ilegal de armas hacia México.
“Estoy orgulloso de trabajar con la presidenta Sheinbaum y su equipo para asegurar la frontera, desmantelar redes criminales y detener el fentanilo que envenena a nuestras poblaciones a ambos lados”, declaró Johnson, quien también recordó que los cárteles han sido designados como organizaciones terroristas extranjeras por su impacto devastador en ambas naciones.
El tono del discurso fue más allá de la diplomacia tradicional. Johnson subrayó que la relación bilateral es “única y la más especial”, pero también dejó claro que la paciencia de Washington tiene límites. “La justicia debe prevalecer, y prevalecerá”, afirmó con contundencia.
En un gesto de cercanía cultural, el embajador destacó que más de 40 millones de personas en Estados Unidos se identifican con herencia mexicana. “Somos vecinos, socios, amigos… pero más que eso, somos familia”, dijo, apelando a los lazos históricos y humanos que unen a ambos países.
Sin embargo, la ausencia de un mensaje oficial del gobierno mexicano y la salida anticipada del canciller Juan Ramón de la Fuente antes del discurso del embajador no pasaron desapercibidas. En un contexto de creciente tensión diplomática, el acto fue interpretado por analistas como una advertencia velada: Estados Unidos está dispuesto a actuar con o sin la colaboración plena del gobierno mexicano.

