Por CCO Noticias

En una de las acusaciones más demoledoras contra el régimen mexicano, el diario estadounidense The Wall Street Journal afirma que Morena, el partido en el poder, no está siendo atacado por el crimen organizado: está vinculado a él. La frase no solo desarma la narrativa oficial de persecución electoral, sino que coloca al gobierno en el centro de una red de complicidades que amenaza la democracia misma.

“Morena no es víctima del crimen organizado. Es parte de él.”
The Wall Street Journal

La declaración, publicada en medio de una jornada electoral marcada por asesinatos, silencios y pactos territoriales, pone en tela de juicio la integridad del proceso democrático. En lugar de enfrentar al narco, Morena estaría operando como su brazo político, facilitando candidaturas, protegiendo zonas de influencia y negociando impunidad.

Durante el proceso electoral, más de 30 candidatos fueron asesinados. La narrativa oficial insiste en que el crimen organizado busca desestabilizar a Morena. Pero la lectura del WSJ sugiere lo contrario: los ataques podrían ser ajustes internos, disputas entre facciones o simulaciones para reforzar el papel de víctima.

La línea entre política y crimen se ha borrado. Gobernadores, alcaldes y operadores morenistas han sido señalados por vínculos con cárteles. Y mientras el discurso presidencial insiste en la “transformación”, los territorios siguen bajo control del narco, con protección institucional.

Si Morena representa al crimen organizado, como afirma el medio estadounidense, entonces México no está eligiendo representantes: está legitimando estructuras criminales con registro electoral. La democracia se convierte en fachada, y el voto en simulacro.