La tierra volvió a rugir en Turquía. Un sismo de magnitud 6.1 sacudió este domingo el distrito de Sindirgi, en la provincia de Balikesir, al oeste del país, provocando el colapso de al menos diez edificios y activando de inmediato los protocolos de emergencia en varias regiones. El movimiento telúrico, registrado a las 19:53 hora local, tuvo una profundidad de apenas 11 kilómetros, lo que intensificó su impacto en zonas urbanas y rurales.


Aunque el epicentro se localizó en Sindirgi, el temblor se sintió con fuerza en ciudades como Bursa, Esmirna y Kocaeli, y de forma más tenue pero inquietante en Estambul, donde las autoridades ordenaron inspecciones estructurales preventivas en edificios públicos y privados. El gobernador de Estambul, Davut Gul, confirmó que no se reportaron daños graves en la capital económica del país, pero advirtió que se mantendrá el monitoreo constante ante posibles réplicas.

En Sindirgi, el panorama es distinto. Las imágenes difundidas por medios locales como NTV y UnoTV muestran calles cubiertas de polvo, estructuras colapsadas y vecinos intentando remover escombros con sus propias manos. Una farmacia quedó completamente destruida bajo uno de los edificios derrumbados, mientras brigadas de rescate lograron extraer con vida a cuatro personas atrapadas. Otras dos permanecen bajo los restos, según confirmó el ministro de Salud, Kemal Memisoglu, quien también reportó al menos cuatro heridos, todos fuera de peligro.


La Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) informó que se han registrado más de una decena de réplicas superiores a magnitud 3, lo que mantiene en alerta a las brigadas de rescate y a la población. Las autoridades han pedido evitar el ingreso a estructuras debilitadas, ante el riesgo de nuevos derrumbes.


En medio del caos, la respuesta institucional ha sido inmediata. Equipos de emergencia, gendarmería y voluntarios trabajan sin descanso en las zonas afectadas, mientras los medios de Estambul mantienen una cobertura constante, conscientes de que cada minuto puede marcar la diferencia entre la vida y la tragedia.

Turquía, ubicada en una de las zonas sísmicas más activas del mundo, vuelve a enfrentar el desafío de reconstruir no solo sus estructuras, sino la confianza de una población que vive bajo la sombra de la incertidumbre sísmica. Esta vez, el epicentro fue Sindirgi. Pero el eco del temblor resuena en todo el país.