Alejandro Moreno Cárdenas, presidente nacional del PRI, lanzó una advertencia frontal desde su cuenta de X: “El modelo venezolano de Chávez y Maduro avanza a pasos acelerados en México. Lo que venden como ‘transformación’ no es más que destrucción disfrazada.”
La declaración no es aislada: forma parte de una narrativa que acusa a Morena de replicar el manual del autoritarismo latinoamericano.

Moreno señala tres ejes que, según él, confirman el viraje autoritario del régimen actual: el debilitamiento de instituciones, el silencio a voces críticas y la división del pueblo.
Desde su óptica, Morena ha seguido al pie de la letra el libreto de las dictaduras: reformas que merman la autonomía del INE y la Corte, estigmatización de periodistas y opositores desde la tribuna presidencial, y una narrativa que fractura el tejido social bajo el discurso de “conservadores vs. pueblo bueno”.

El líder priista remata con un llamado urgente: “¡Despierta México!”, evocando el tono de resistencia que marcó las oposiciones en regímenes como el de Venezuela.

La comparación con Venezuela no es nueva, pero adquiere fuerza en el cierre del sexenio. Analistas advierten similitudes preocupantes:

Moreno Cárdenas plantea que la llamada “Cuarta Transformación” es en realidad una regresión institucional. El PRI, desde su trinchera, busca posicionarse como contrapeso ante lo que considera una deriva autoritaria.

La frase “destrucción disfrazada” no solo editorializa el momento político: convoca a la memoria histórica de América Latina, donde los populismos autoritarios han dejado huellas profundas.