En una escena que combinó simbolismo, provocación y puntualidad política, la senadora Lilly Téllez fue la primera en arribar al recinto del Senado de la República este 1 de septiembre, previo a la toma de protesta de los nuevos ministros, jueces y magistrados del Poder Judicial. Lo hizo portando una réplica de los famosos acordeones, aquellos papeles ocultos que han sido asociados históricamente con respuestas prefabricadas, simulación y falta de transparencia en procesos institucionales.

El gesto no pasó desapercibido. En medio de un ambiente blindado, con vallas metálicas, Guardia Nacional y acceso restringido a medios, Téllez se adelantó al resto de los legisladores con una clara intención de marcar postura. Su llegada, cargada de crítica implícita, se convirtió en el primer acto político de una jornada que ha sido definida por la tensión entre poderes, la ausencia del PRI en protesta por la reforma judicial, y la expectativa nacional ante el inicio de funciones de un Poder Judicial electo por voto popular.

La réplica de los acordeones, más que un accesorio, fue una declaración: una denuncia silenciosa contra lo que ella considera una ceremonia de simulación, una puesta en escena que legitima el desmantelamiento de la justicia en México. En un día donde la solemnidad institucional se mezcla con la confrontación política, Lilly Téllez volvió a demostrar que, para ella, la tribuna comienza desde la entrada.