Kunar, Afganistán.— El devastador terremoto de magnitud 6.0 que sacudió el este de Afganistán el pasado domingo ha dejado hasta el momento un saldo de 2,205 personas fallecidas y 3,640 heridas, según confirmó el portavoz adjunto del gobierno talibán, Hamdulá Fitrat. La tragedia se convierte en una de las más letales de la última década en el país asiático.
Las provincias de Kunar y Nangarhar, fronterizas con Pakistán, fueron las más afectadas. Miles de viviendas quedaron destruidas, y las labores de rescate continúan entre escombros y zonas de difícil acceso. Las autoridades han desplegado comandos aéreos y helicópteros, mientras organizaciones humanitarias advierten sobre la escasez de recursos, alimentos, medicinas y refugios.
La ONU estima que más de 84,000 personas han sido afectadas directa o indirectamente por el sismo. El Consejo Noruego para los Refugiados y la Federación Internacional de la Cruz Roja han solicitado apoyo urgente ante el déficit de financiamiento y la magnitud de la emergencia.
El terremoto, ocurrido a una profundidad de 10 kilómetros, provocó deslizamientos de tierra que sepultaron aldeas enteras. Las imágenes desde la zona muestran a familias cavando fosas con herramientas rudimentarias, mientras buscan sobrevivientes entre los escombros.

