El regreso forzado de migrantes mexicanos a sus comunidades de origen, fenómeno que impacta no solo en la vida económica, sino también en la esfera social, cultural y emocional de quienes lo experimentan, es el eje central de un proyecto de investigación desarrollado en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx).

La profesora e investigadora del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales (ICAR), María del Socorro Castañeda Díaz, encabeza la iniciativa titulada “Regreso forzado al terruño, cuando todo es volver a empezar”, que busca visibilizar las múltiples dimensiones de la deportación y sus efectos en localidades rurales del país, particularmente en comunidades mexiquenses.

En entrevista, la académica subrayó que el retorno involuntario constituye uno de los momentos más complejos en la trayectoria de cualquier persona migrante. “Imagina que te fuiste voluntariamente, pero regresas de manera forzada a un lugar que ya no sientes tuyo. Hay un duelo emocional, un daño psicológico, más allá de los trámites o la falta de recursos. Simplemente, ya no encajas”, afirmó.

El proyecto plantea que los migrantes deportados enfrentan un proceso de reintegración marcado por choques culturales y una sensación persistente de no pertenencia. La investigadora explicó que, en muchos casos, los retornados vuelven a los mismos entornos de los que partieron por la ausencia de oportunidades, lo cual genera una contradicción dolorosa: regresar a un lugar que se percibe como origen, pero también como obstáculo.

Si bien existen programas gubernamentales como “México te Abraza” y “Migrante Mexiquense”, la especialista consideró que no abarcan de manera integral el componente emocional de la reinserción. “Es cierto que se ofrece apoyo en trámites o vinculación laboral, pero no se atienden las heridas psicológicas ni los duelos identitarios que acompañan a la deportación”, puntualizó.

Para profundizar en esta problemática, Castañeda Díaz propuso realizar un estudio etnográfico que recoja testimonios y experiencias directas de migrantes retornados. Esta metodología permitirá dar voz a quienes han vivido el desarraigo y comprender de primera mano los retos de reconstruir un proyecto de vida en un contexto que les resulta ajeno.

La investigación cuenta con financiamiento de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) del Gobierno de México, que respaldará el trabajo durante tres años. Se trata de una de las primeras propuestas en el ámbito humanístico seleccionadas por la convocatoria histórica impulsada por esta dependencia federal.

“Es alentador que se abra espacio para investigaciones de este tipo. El enfoque humanístico y social es fundamental para entender realidades tan complejas como la migración y el retorno forzado”, destacó la investigadora.

El proyecto tiene como meta aportar elementos que contribuyan a la formulación de políticas públicas más sensibles y efectivas, orientadas a apoyar a los migrantes que enfrentan un retorno no planeado, particularmente en comunidades rurales con altos índices de marginación.

Además de su relevancia académica y social, la investigación busca inspirar a la comunidad universitaria. Castañeda Díaz hizo un llamado a las y los estudiantes e investigadores de la UAEMéx a confiar en sus ideas y atreverse a diseñar proyectos con impacto social. “Necesitamos que más jóvenes se animen a proponer soluciones innovadoras a problemáticas que marcan la vida de miles de familias en nuestro país”, concluyó.