Desde 1979, las categorías infantiles de los Potros Salvajes de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) han sido más que un semillero de talento para el fútbol americano: se han consolidado como una auténtica escuela de vida. Así lo aseguró el head coach Ricardo Jiménez, quien subrayó el impacto que este programa formativo ha tenido en generaciones de jóvenes mexiquenses que crecieron bajo los colores verde y oro.
“Tenemos una historia grande en las categorías infantiles. Desde 1979 han sido temporadas muy relevantes. Los niños de entonces hoy son adultos y seguimos con la tradición de fomentar el deporte del tacleo desde temprana edad”, señaló el entrenador en entrevista.
Actualmente, los Potros Salvajes participan con seis categorías activas en la Organización Nacional Estudiantil de Fútbol Americano (ONEFA), agrupando a 186 jugadores en la temporada 2025. Cada división integra entre 25 y 30 niños, quienes se preparan con una rigurosa pretemporada de hasta seis meses antes de encarar la competencia nacional, donde los equipos universitarios disputan no solo puntos y victorias, sino también el prestigio deportivo de sus instituciones.
A lo largo de casi cinco décadas, el programa infantil ha atravesado transformaciones relevantes. Una de ellas fue la desaparición de la categoría Bantam, además de su paso por diversas ligas y conferencias, hasta consolidarse en la ONEFA, espacio donde los Potros se mantienen como protagonistas. Sin embargo, más allá de los cambios competitivos, el enfoque principal se ha mantenido: la formación integral de los pequeños atletas.
“El fútbol americano es un deporte de contacto, sí, pero también es un deporte formativo. Aquí trabajamos con valores como la disciplina, el respeto, la responsabilidad. Queremos que los niños sean buenos hijos, buenos estudiantes, buenos ciudadanos”, expresó Jiménez, convencido de que el emparrillado es también un espacio educativo.
Uno de los aspectos que ha marcado esta temporada es la participación de 10 niñas en distintas categorías, un hecho que ha llenado de entusiasmo al cuerpo técnico. Aunque en las divisiones superiores aún no hay jugadoras femeninas, la pasión y entrega de estas niñas ha sido motivo de orgullo. “Ha sido satisfactorio ver la pasión con la que juegan. Ellas también defienden con orgullo los colores y sueñan en grande”, añadió el head coach.
La filosofía de pertenencia es otro pilar de este programa. Aunque los niños aún no forman parte de la matrícula universitaria, desde pequeños aprenden a respetar y defender la identidad de los Potros Salvajes. “Se les inculca el amor por representar a Potros Salvajes, por respetar y defender estos colores. El verde y oro no sólo es un uniforme, es una identidad”, subrayó Jiménez.
Los resultados dentro del campo también respaldan este trabajo. Con posiciones destacadas en la tabla general y una estructura basada en disciplina, formación técnica y trabajo en equipo, los Potros Salvajes infantiles confirman que el éxito deportivo es producto de un proyecto sólido que combina entrenamiento, valores y compromiso.
En palabras del entrenador, lo más valioso de estas categorías es que aquí se siembran los sueños de futuro. “Porque aquí los sueños comienzan con un casco, un balón y la promesa de crecer dentro y fuera del emparrillado”, concluyó Jiménez.

