Durante la inauguración del Foro Xiangshan 2025 en Pekín, el ministro de Defensa de China, Dong Jun, lanzó una advertencia que resuena en el tablero global: “Las nubes de la mentalidad de la Guerra Fría no se han disipado”. Sin mencionar directamente a Estados Unidos ni a sus aliados, el funcionario chino denunció el hegemonismo, el proteccionismo y el incumplimiento del orden internacional como amenazas persistentes a la paz mundial.
El foro, que reúne a más de 1,800 representantes de 100 países, entre líderes políticos, militares y académicos, se celebra en un momento de alta tensión entre Washington y Pekín, agudizada desde la llegada de Donald Trump al poder en enero pasado. Las disputas comerciales, la presión sobre Taiwán y la militarización del Mar de China Meridional han reactivado viejas lógicas de confrontación que, según Dong Jun, deben ser enfrentadas con memoria histórica y visión multilateral.
“La catástrofe de la Segunda Guerra Mundial dejó a la comunidad internacional con un profundo dolor. La gente se ha mantenido alerta ante los patógenos de la guerra: expansión hegemónica, superioridad racial e incumplimiento del orden internacional”, afirmó el ministro, en un discurso que apeló tanto a la historia como a la urgencia del presente.
El Foro Xiangshan, bajo el lema “Mantenimiento del orden internacional y promoción del desarrollo pacífico”, busca posicionarse como plataforma alternativa a las cumbres occidentales de seguridad. China proyecta desde ahí su narrativa de gobernanza global, basada en la igualdad soberana, el multilateralismo y la cooperación estratégica. Dong Jun reiteró que el ejército chino está dispuesto a trabajar con todas las partes para fortalecer la seguridad colectiva y construir una comunidad con futuro compartido.
“La memoria histórica debe servir como advertencia constante para reconocer y oponerse a la lógica hegemónica y a los actos de intimidación que se disfrazan de nueva forma”, concluyó. En Pekín, el mensaje fue claro: la Guerra Fría no ha terminado, sólo ha cambiado de rostro. Y China no está dispuesta a repetirla sin responder.

