Dos aeronaves militares estadounidenses se estrellaron en el mar de la China Meridional con apenas media hora de diferencia, en lo que se ha calificado como un incidente inusual durante operaciones rutinarias. Se trata de un helicóptero MH-60R Sea Hawk y un caza F/A-18F Super Hornet, ambos pertenecientes al portaviones USS Nimitz, el más antiguo en servicio activo de la Armada de Estados Unidos.
Los cinco tripulantes que se encontraban a bordo de las dos aeronaves fueron rescatados con vida y se reportan en estado estable, según informó la Flota del Pacífico de Estados Unidos a través de su cuenta oficial en X. Las causas del accidente aún no han sido reveladas, pero fuentes militares han confirmado que no hubo contacto hostil ni condiciones meteorológicas extremas en el momento de los hechos.
Ambas aeronaves habían despegado del USS Nimitz, que se encuentra en ruta de regreso a su base en Kitsap, Washington, tras un extenso despliegue en Oriente Medio. Durante esa misión, el portaviones participó en operaciones navales en respuesta a los ataques perpetrados por los hutíes en Yemen, como parte de la estrategia de contención en la región del Golfo.
El incidente ocurre en una zona geopolíticamente sensible, donde las tensiones entre Estados Unidos, China y otros actores regionales han ido en aumento por disputas territoriales y presencia militar. Aunque el Pentágono ha evitado vincular el accidente con factores externos, el hecho de que ocurra en el mar de la China Meridional no ha pasado desapercibido para analistas internacionales.
La Armada estadounidense ha iniciado una investigación formal para esclarecer las circunstancias de ambos accidentes, mientras que el USS Nimitz continúa su trayecto hacia territorio estadounidense. El hecho de que dos aeronaves se accidentaran en tan corto intervalo de tiempo ha generado preocupación sobre posibles fallas técnicas o errores de coordinación en las operaciones aéreas embarcadas.
Este evento se suma a una serie de incidentes recientes que han puesto bajo escrutinio la seguridad operativa de las fuerzas armadas estadounidenses en zonas de alta tensión. Aunque los tripulantes se encuentran fuera de peligro, el doble accidente plantea interrogantes sobre los protocolos de mantenimiento, entrenamiento y supervisión en misiones de largo alcance.

