El presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó la ley de ratificación del Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación con Venezuela, consolidando una alianza bilateral que busca blindar la cooperación política, económica, energética y militar entre ambos países. El acuerdo, suscrito originalmente el 7 de mayo durante la visita oficial de Nicolás Maduro a Moscú, fue ratificado por ambas naciones en un proceso sincronizado que refleja la urgencia geopolítica del pacto.
La firma de Putin no es un gesto simbólico: es una declaración de intenciones en medio de un escenario internacional marcado por sanciones, presiones diplomáticas y reconfiguración de bloques. El tratado establece compromisos concretos en áreas clave como energía, minería, transporte, comunicaciones, defensa, lucha contra el terrorismo y el extremismo. Además, incluye cláusulas de cooperación en control de armamento, desarme y no proliferación, con el objetivo de garantizar una seguridad internacional igualitaria e indivisible para todos los Estados.
Uno de los ejes centrales del acuerdo es la autonomía financiera. Moscú y Caracas se comprometen a desarrollar mecanismos propios para facilitar el comercio y la inversión bilateral, reduciendo la dependencia de los sistemas financieros occidentales y mitigando el impacto de las sanciones. Esta estrategia busca fortalecer la resiliencia económica de ambos países frente a las presiones de Estados Unidos y sus aliados.
En el ámbito energético, el pacto contempla el impulso de proyectos conjuntos en petróleo, gas y minería, así como una mayor coordinación en plataformas internacionales como la OPEP y el Foro de Países Exportadores de Gas. En defensa, se refuerza la cooperación técnico-militar, con el objetivo de robustecer las capacidades estratégicas de ambos Estados soberanos.
El acuerdo tendrá una vigencia inicial de diez años, con renovación automática cada cinco años si ninguna de las partes expresa su intención de terminarlo. Esta cláusula garantiza la continuidad de la alianza en el largo plazo, en un momento en que Venezuela enfrenta lo que Moscú ha calificado como “presión militar directa” por parte de Estados Unidos.
El canciller ruso Serguéi Lavrov expresó la solidaridad de Moscú con Caracas ante las crecientes amenazas externas y los intentos de injerencia, mientras el viceministro de Exteriores, Serguéi Riabkov, destacó la importancia de la sincronización en la ratificación del tratado como respuesta a la presión internacional.
Con esta firma, Rusia y Venezuela no solo fortalecen sus vínculos bilaterales, sino que envían un mensaje claro al mundo: están dispuestos a construir un eje de cooperación estratégica que desafíe el orden global impuesto por Occidente. La alianza se convierte en un nuevo capítulo de resistencia geopolítica, con implicaciones que van más allá del continente americano.
Fuente: sputnik

