A tres semanas de las elecciones presidenciales en Chile, los ocho candidatos que aspiran a ocupar el Palacio de La Moneda se enfrentaron en el último debate televisado, transmitido por Canal 13. Lejos de los enfrentamientos directos o las declaraciones incendiarias que suelen marcar este tipo de instancias, el encuentro se caracterizó por un tono contenido, calculado y estratégicamente moderado. Analistas coinciden en que esta moderación no fue casual, sino una táctica cuidadosamente diseñada para evitar errores que pudieran alterar el escenario electoral.
El debate, dividido en bloques temáticos sobre seguridad, economía y contingencia, fue moderado por los periodistas Iván Valenzuela y Soledad Onetto. A pesar de que el formato permitía interpelaciones entre los candidatos, los principales contendientes optaron por evitar confrontaciones directas, especialmente entre los tres representantes de la derecha: José Antonio Kast (Partido Republicano), Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario) y Evelyn Matthei (Chile Vamos).
Este pacto tácito de no agresión entre Kast, Kaiser y Matthei fue evidente. Aunque Kaiser ha mostrado un crecimiento sostenido en las encuestas, incluso superando a Matthei en algunas mediciones recientes, decidió no aprovechar la oportunidad para atacar a sus rivales. En cambio, centró su discurso en propuestas de corte moral y conservador, como la reposición de la pena de muerte y beneficios especiales para madres, bajo el concepto de “PGU mamá”.
Matthei, por su parte, se desmarcó parcialmente de sus aliados ideológicos en temas sensibles como la migración. En respuesta a una pregunta sobre los derechos de los hijos de migrantes, la candidata se alineó inicialmente con Kast y Kaiser, pero luego aclaró que jamás les quitaría el acceso a salud o educación, marcando una diferencia con las posturas más radicales de sus compañeros de sector.
José Antonio Kast mantuvo una postura firme en temas como migración y seguridad, reafirmando su intención de cerrar fronteras y evitar regularizaciones masivas. Sin embargo, evitó entrar en detalles sobre los costos de sus propuestas, lo que generó críticas por parte de otros candidatos y periodistas.
En el bloque oficialista, Jeannette Jara, candidata de Unidad por Chile y militante del Partido Comunista, también optó por la moderación. Su discurso fue técnico y centrado en propuestas concretas, como el fortalecimiento de la atención primaria en salud y la defensa de la presencia militar en las fronteras. En un gesto que sorprendió a algunos sectores de la izquierda, Jara se desmarcó de su partido en temas como el indulto al exguerrillero Mauricio Hernández Norambuena, afirmando que sus prioridades están en resolver los problemas cotidianos de los ciudadanos.
Este intento de moderación responde, según analistas, a la necesidad de Jara de ampliar su base de apoyo hacia sectores de centroizquierda que han manifestado simpatía por Matthei, preocupados por la filiación comunista de la candidata oficialista. No obstante, Jara enfrenta el desafío de no alejarse demasiado de sus bases, que la han sostenido en el primer lugar de las encuestas.
El resto de los candidatos, como Franco Parisi, Marco Enríquez-Ominami, Harold Mayne-Nicholls y Eduardo Artés, mantuvieron sus líneas discursivas sin grandes sorpresas. Parisi logró introducir propuestas llamativas como el retiro de fondos previsionales para mujeres endeudadas y la eliminación del IVA en medicamentos. Enríquez-Ominami protagonizó el único momento tenso del debate al enfrentarse con el periodista Iván Valenzuela por el caso SQM, mientras Mayne-Nicholls destacó por su templanza y perfil conciliador.
En resumen, el último debate presidencial chileno fue una muestra clara de cómo la estrategia de moderación se ha impuesto en la recta final de la campaña. Con un electorado volátil y encuestas que muestran movimientos constantes, los candidatos han optado por evitar riesgos, consolidar sus apoyos y proyectar una imagen de gobernabilidad. El resultado fue un debate sin ganadores ni perdedores evidentes, pero con señales claras de cómo se está configurando el escenario para la primera vuelta del 16 de noviembre.

