El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, es un golpe brutal que sacude a Michoacán y a todo el país. Le arrebataron la vida cobardemente en un evento público, frente a familias, en pleno Día de Muertos. Desde Zacatecas, el senador Saúl Monreal condena este crimen y exige que se investigue a fondo, sin titubeos, tal como lo prometieron la presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario Omar García Harfuch. No puede quedar impune. Hay dos personas presuntamente involucradas y el Estado mexicano debe dar resultados inmediatos. Uruapan, Michoacán y México repudian la violencia que nos hiere como nación.
Este asesinato no es un hecho aislado: es un síntoma de la presión brutal que enfrentan quienes gobiernan municipios, acosados por el crimen organizado que no entiende de razones. Por eso, Monreal advierte: es miserable lucrar con la tragedia. No se vale hacer política con la muerte de un alcalde. Hoy más que nunca se necesita cerrar filas, actuar con empatía y unidad. Nadie en sus cabales puede desear lo contrario. Sin embargo, hay quienes celebran la desgracia y eso es inaceptable.
Hay indignación y coraje, sí, pero no podemos desviarnos ni convertir el dolor en botín político. Es momento de exigir justicia, de garantizar que las investigaciones lleguen hasta las últimas consecuencias. Como senador, Monreal se compromete a dar seguimiento puntual a este caso que enluta a Uruapan, a Michoacán y a México. La tensión es enorme, pero la esperanza debe prevalecer: Uruapan saldrá adelante y el Gobierno de México tiene la obligación de esclarecer este crimen y castigar a los culpables. Es lo mínimo que merece la patria.

