En San Lázaro se cocina una jugada que amenaza con dinamitar la equidad electoral y blindar el poder presidencial. Rubén Moreira, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, reveló que el próximo lunes se dictaminará una reforma constitucional para adelantar la revocación de mandato y empatarla con las elecciones intermedias. ¿El efecto? La presidenta aparecerá en la boleta junto a diputaciones federales, gubernaturas, alcaldías y hasta cargos judiciales. Una maniobra que, en palabras del legislador, “pone en riesgo la democracia mexicana”.
Moreira no se anduvo con rodeos: esta reforma permitirá que la presidenta haga campaña disfrazada de defensa ante una revocación que nadie pidió. Morena, dijo, usará la figura para colgarse de su imagen y recorrer el país recolectando firmas que simulen un ejercicio ciudadano, cuando en realidad será un mecanismo para fortalecer su control político. “Es una falacia, igual que lo hizo Andrés Manuel”, sentenció, recordando cómo el expresidente utilizó firmas para legitimarse.
El priista lanzó dos hipótesis que exhiben el trasfondo: primero, Morena teme perder la elección intermedia; segundo, la presidenta busca blindarse ante cualquier intento de destitución, incluso desde su propio partido. Adelantar la revocación del 2028 al 2027 le garantiza un escudo político y la posibilidad de operar con gobernadores aliados. “Se presta para muchas locuraciones en un momento en que la patria vive momentos difíciles”, advirtió.
El argumento oficial para justificar la reforma —ahorro de recursos— fue calificado por Moreira como “falaz”. La realidad, dijo, es que se trata de una maquinación planeada con sigilo: la iniciativa de Alfonso Ramírez Cuéllar y la convocatoria de Leonel Godoy se movieron entre gacetas y correos para evitar reflectores. “Aquí no hay pudor, aquí no hay ninguna prudencia. Perdieron eso”, remató, citando la frase que retrata la política actual: “Quien pierde la vergüenza no sabe lo que gana”.
La advertencia es clara: si esta reforma pasa, la presidenta se meterá de lleno en la contienda, Morena hará campaña con recursos públicos y la democracia mexicana quedará sometida a una estrategia que confunde revocación con reelección disfrazada. Un golpe quirúrgico al sistema electoral, ejecutado sin pudor y con el único objetivo de conservar el poder.

