Con apenas 18 años, Itzel González Contreras encarna el espíritu universitario que distingue a la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx): esfuerzo, pasión y orgullo verde y oro. Estudiante de tercer semestre de la Licenciatura en Derecho en el Centro Universitario Atlacomulco, esta joven atleta combina con admirable equilibrio la vida académica, el deporte de alto rendimiento y su participación artística, demostrando que la constancia y la fe pueden abrir cualquier camino.

Originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, Itzel llegó a Atlacomulco a los cinco años y desde entonces ha hecho de la comunidad universitaria su hogar. En las aulas de la UAEMéx encontró no solo su vocación por el Derecho, sino también el impulso para seguir creciendo como persona y deportista. “Estudiar en la UAEMéx me ha abierto muchos caminos; me ha ayudado a entender mejor la vida y a crecer como persona”, comparte con una sonrisa que refleja orgullo y gratitud.

Su historia en el karate comenzó casi por casualidad, cuando tenía nueve años. “Entré porque una amiga me dijo que iba un niño que me gustaba —cuenta entre risas—, pero él se salió y yo seguí”. Aquella decisión, tomada con inocencia infantil, marcaría el inicio de una trayectoria deportiva que hoy la coloca en la selección universitaria y en la lista de atletas mexicanos que competirán en el Campeonato Panamericano de Karate Do 2025, a celebrarse a finales de noviembre en Natal, Brasil.

Itzel es cinta negra segundo dan, y para ella el karate va más allá de un deporte: es una forma de vida que le ha enseñado respeto, humildad, constancia y justicia. “No se trata de atacar, sino de defender y mantener la mente y el cuerpo en equilibrio. Siempre iniciamos con una oración que nos recuerda que debemos ser personas pacíficas y respetuosas, dentro y fuera del dojo”, explica.

Su disciplina es un ejemplo de compromiso. Cada día entrena por las mañanas, asiste a clases por la tarde y dedica las noches al estudio. “A veces ya no me quedan fuerzas, pero le pido a Dios que me dé energía para seguir. Todo me duele, pero sigo adelante porque tengo un propósito claro. Ser estudiante y deportista es un reto, pero también una bendición.”

El fruto de esa constancia se refleja también en su desempeño académico: Itzel mantiene uno de los promedios más altos de su generación. “Mis papás me enseñaron que se puede destacar tanto en los estudios como en el deporte. Y eso intento hacer cada día.”

El talento de Itzel no se limita al tatami. Forma parte del Coro del Centro Universitario UAEM Atlacomulco, con el que ha participado en eventos culturales como el Festival Cultural Ambaró. “Cantar me permite expresar mis emociones y equilibrar mi vida. La UAEMéx me ha dado la oportunidad de desarrollarme no solo como estudiante y atleta, sino también como artista”, expresa con orgullo.

Hace poco, Itzel logró una de las metas más importantes de su carrera: obtener su lugar en la selección mexicana que competirá en el Panamericano 2025. “Cuando supe que representaría a México en Brasil sentí una emoción indescriptible. Nunca imaginé llegar tan lejos.”

Pese a las lesiones y el cansancio físico, su determinación no se quiebra. “El cuerpo a veces se cansa, pero la mente y el corazón me empujan a seguir. Cada golpe y cada caída me recuerdan por qué estoy aquí.”

Con la madurez de quien ha aprendido a levantarse una y otra vez, Itzel invita a otros jóvenes a practicar karate do. “Es un arte marcial que fortalece el cuerpo, la mente y el espíritu. Te enseña respeto, disciplina y humildad, valores que te acompañan toda la vida.”

Para esta joven universitaria, portar el verde y oro es más que un color: es una identidad que inspira. “No estudio en cualquier universidad. Estudio en la UAEMéx, y soy auriverde de corazón. Aquí he encontrado maestros, amigos y oportunidades que me han ayudado a crecer. Invito a todos los jóvenes a unirse a esta gran comunidad que forma profesionales, deportistas y seres humanos con valores.”

Con fe, disciplina y orgullo universitario, Itzel González Contreras continúa su camino hacia Brasil, decidida a dejar en alto el nombre de México y de la Universidad Autónoma del Estado de México, demostrando que los sueños se alcanzan con esfuerzo y corazón.