La tarde del 21 de noviembre, la estación La Raza del Metro de la Ciudad de México se convirtió en escenario de caos y alarma tras registrarse detonaciones que provocaron estampidas y escenas de pánico entre cientos de usuarios. Los hechos ocurrieron en plena hora de alta afluencia, cuando dos grupos de jóvenes iniciaron una riña que escaló con el uso de artefactos explosivos, presuntamente petardos, dentro de los andenes de la Línea 3.
Videos difundidos en redes sociales muestran a pasajeros corriendo entre nubes de humo, gritos desesperados y una sensación generalizada de incertidumbre sobre el origen de los estruendos. En los primeros minutos, circularon versiones que apuntaban a un posible ataque mayor, lo que incrementó el temor colectivo. Sin embargo, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) aclaró más tarde que se trató de un enfrentamiento entre jóvenes que utilizaron explosivos caseros, descartando cualquier amenaza terrorista o estructural.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), el saldo preliminar fue de cuatro personas lesionadas, tres de ellas estudiantes involucrados en la riña, quienes presentaron laceraciones menores y fueron atendidos en el lugar por personal de Seguridad Industrial del Metro, sin requerir traslado hospitalario. Elementos de la Policía Bancaria e Industrial intervinieron de inmediato para disuadir la confrontación y activar los protocolos de seguridad. Tras el incidente, los agresores huyeron hacia la Línea 5, lo que dificultó su detención en el momento.
Las autoridades confirmaron que se dio parte al Ministerio Público y se inició el análisis de las cámaras de videovigilancia para identificar a los responsables. Mientras tanto, la estación permaneció parcialmente evacuada durante varios minutos para descartar riesgos adicionales. El servicio no sufrió interrupciones prolongadas, aunque la presencia policial se reforzó en la zona para prevenir nuevos altercados.
Este episodio, ocurrido en uno de los puntos neurálgicos del transporte capitalino, reaviva el debate sobre la seguridad en espacios públicos y la necesidad de fortalecer medidas preventivas en el Metro, un sistema que moviliza a millones de personas diariamente. Usuarios han exigido no minimizar el riesgo, advirtiendo que artefactos como los utilizados pueden contener esquirlas capaces de causar lesiones graves. Las imágenes virales y la rápida propagación de rumores evidencian el impacto psicológico que generan estos eventos en la percepción de seguridad urbana.

