El proceso electoral presidencial en Chile para el período 2026-2030 concluyó este domingo 14 de diciembre con la segunda vuelta, tras una primera ronda celebrada el 16 de noviembre en la que ningún candidato alcanzó la mayoría absoluta requerida. De acuerdo con el Servicio Electoral (Servel), la jornada se desarrolló bajo voto obligatorio, con mesas abiertas desde las 08:00 hasta las 18:00 horas, y una participación que superó el 85%, reflejando el impacto de la normativa que sanciona la inasistencia con multas económicas. La elección estuvo marcada por una alta organización, normalidad y ausencia de incidentes relevantes, según reportes oficiales.

En esta segunda vuelta se enfrentaron Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista y abanderada del pacto oficialista Unidad por Chile, y José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, representante de la derecha conservadora. Jara había encabezado la primera vuelta con el 26,8% de los votos, seguida por Kast con el 23,9%, dejando atrás a figuras como Evelyn Matthei, Franco Parisi y Johannes Kaiser. Sin embargo, las encuestas previas al balotaje anticipaban una ventaja significativa para Kast, quien logró consolidar apoyos de sectores de derecha tradicional y libertarios, capitalizando el descontento ciudadano frente al gobierno saliente de Gabriel Boric y la agenda de seguridad e inmigración que dominó la campaña.

Los resultados preliminares confirmaron estas proyecciones: Kast se impuso con una diferencia cercana a los 20 puntos porcentuales, obteniendo alrededor del 58% frente al 42% de Jara, según los cómputos oficiales divulgados por el Servel en sus boletines. Con ello, se convierte en el presidente electo de Chile, iniciando su mandato el 11 de marzo de 2026. Su triunfo marca un giro político hacia la derecha, tras cuatro años de gobierno progresista, y plantea un escenario de alta polarización en el Congreso, donde la gobernabilidad dependerá de la capacidad de negociación entre bloques parlamentarios.

El proceso electoral estuvo regido por un cronograma estricto: las campañas comenzaron el 17 de septiembre, la franja televisiva se emitió desde el 17 de octubre, y las restricciones a la propaganda se aplicaron desde el 11 de diciembre. El Servel fiscalizó el financiamiento y la propaganda electoral, garantizando transparencia en el conteo y publicando resultados en tiempo real. Además, se habilitó el voto en el extranjero, reforzando el carácter inclusivo del proceso.

Este desenlace refleja tendencias observadas en los sondeos: la seguridad pública, la migración y la economía fueron los ejes centrales del debate, inclinando la balanza hacia propuestas de mano dura frente al crimen y control migratorio. Kast, quien ha defendido posiciones ultraconservadoras en temas sociales, promete un gobierno enfocado en orden, crecimiento económico y reducción del gasto público, mientras la oposición prepara una estrategia para enfrentar lo que considera un retroceso en derechos sociales.

Con esta elección, Chile inicia un nuevo ciclo político que redefine el mapa ideológico y anticipa tensiones en la implementación de reformas. La ciudadanía, que acudió masivamente a las urnas, envía un mensaje claro sobre sus prioridades, en medio de un contexto regional marcado por cambios drásticos en la orientación de los gobiernos.