Enclavado en la parte oriental del Edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), se encuentra un árbol majestuoso que ha presenciado la historia y el desarrollo de esta institución educativa. Conocido como el árbol de La Mora, se ha convertido en uno de los símbolos más queridos de la universidad, no solo por su belleza natural, sino también por las historias y memorias que albergan sus antiguas ramas.

El reconocimiento oficial del árbol de La Mora como ícono de la Universidad se encuentra establecido en el artículo 8 del Reglamento Universitario de los Símbolos de la UAEMéx. En este artículo se destaca la importancia de este árbol como un «fiel testigo de las transformaciones y el desarrollo de nuestra Casa de Estudios». Su antigüedad se estima en aproximadamente doscientos años, lo cual lo convierte en un verdadero patrimonio histórico.

Los registros históricos revelan que La Mora formaba parte de un jardín botánico y ha sido testigo de diversas actividades deportivas, ya que proporcionaba sombra a canchas y una alberca al aire libre. A través de su presencia, este árbol ha fortalecido la identidad y la unión de la comunidad institutense a lo largo de los años.

A pesar de que no existe un acuerdo exacto sobre la edad del árbol de La Mora, las crónicas de distinguidos profesores e historiadores han arrojado algunas pistas sobre su origen. El profesor Inocente Peñaloza García señala que el árbol ya estaba allí cuando Felipe Sánchez Solís asumió la dirección del entonces Instituto Literario. Por otro lado, Estela Ortíz Romo, cronista y decana de la institución, sugiere que podría haber sido plantado durante el mandato del primer director, José María González Arratia. A pesar de estas discrepancias, queda claro que el árbol de La Mora ha sido un símbolo universitario y un espacio donde se han forjado las aspiraciones más nobles de generaciones de estudiantes y universitarios.

A lo largo de los años, el árbol de La Mora ha enfrentado desafíos, como el paso del tiempo y su estado seco y agotado. Ante esta situación, las autoridades universitarias tomaron medidas en 1977 y nuevamente en 2002 al designar a la Facultad de Ciencias Agrícolas para su restauración. Ambos intentos resultaron exitosos y se logró el milagro de hacer que La Mora volviera a florecer.

En un esfuerzo por garantizar la perpetuidad de este símbolo universitario, el 3 de marzo de 2003, con motivo del 175 aniversario de la UAEMéx, se plantó un «nieto» de La Mora junto al Edificio de Rectoría. Este retoño fue obtenido y desarrollado en la Facultad de Ciencias Agrícolas, asegurando así la continuidad del legado del «Gran Árbol» en la universidad a través de su descendencia.

En las últimas dos décadas, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) ha llevado a cabo diversos esfuerzos para preservar y difundir la presencia del árbol de La Mora en los espacios universitarios.